Gualichos


La noche. Partir del azul cristalino. Parir del azul tanino.
Melinda borbotea: "Ay Marcos, ¡guárdate de aquellos
quienes tengan hedor profundo! Antes de ayer, al ir en un ómnibus,
¡yo sentí la ofensa escandalosa del olor a caca de un ser humano!
¡Ay de mí, ay qué horror!"

La luna se arquea, escondida. El cielo hace un par de arcadas azules, grisáceas,
mi estómago protesta un pequeño mareo previsible.
Marcos contesta: "¿Pensaste que el olor pudo venir de los zapatos? Es decir, capaz que la persona había pisado mierda... ¿Pensaste en eso, Melinda?
¿Pensaste?"

Babor o estribor dejo caer un discreto vómito. Creo que la sal del mar lo purifica,
ya es hora de retirarme.
Minutos después, el cielo deja caer su bomba de agua deshecha en hilachas,
chubascos, chapuzones y gualichos.

Melinda se moja.